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- Normas Europeas y el Uso de EPIs
7 CLAVES CONTRA EL FRÍO
El frío afecta el rendimiento laboral desde temperaturas superiores a lo que imaginamos, con efectos visibles desde los 5°C. Es fundamental usar prendas de protección específicas que cubran todo el cuerpo, especialmente en trabajos como la construcción, minería o cámaras frigoríficas. Además, deben implementarse medidas como descansos en lugares cálidos y minimizar la exposición. ASEPAL recalca la importancia de una protección adecuada para garantizar la seguridad y salud en ambientes fríos.
1. Analiza las condiciones
Para evaluar el riesgo por exposición al frío, es esencial considerar factores climáticos como la temperatura, viento y humedad, que afectan el balance térmico. Además, los factores individuales y las características del puesto de trabajo (nivel de actividad, duración de la exposición) juegan un papel clave en la determinación de los riesgos potenciales para la salud.
2. Circunstancias individuales
Las circunstancias personales de los trabajadores expuestos al frío, como la salud, edad y medicamentos, influyen en la selección de equipos de protección individual (EPI). Condiciones como diabetes, hipertensión y ciertos medicamentos pueden aumentar la sensibilidad al frío. Además, el envejecimiento reduce la capacidad del cuerpo para regular la temperatura, haciendo a los trabajadores mayores más vulnerables a problemas como la hipotermia. También, la pérdida de destreza física puede complicar el uso de guantes y herramientas en climas fríos.
3. Más allá de estornudos y catarro
Los efectos del frío en la salud van más allá de los resfriados, afectando directamente a los trabajadores. Temperaturas por debajo de 5°C pueden provocar trastornos musculoesqueléticos (TME), afecciones respiratorias, cardiovasculares y, en casos extremos, hipotermia. Los TME, que son la principal causa de bajas laborales en sectores expuestos al frío, están relacionados con la reducción del flujo sanguíneo a músculos y tendones, lo que afecta la contracción muscular y la fuerza. Es esencial implementar medidas de protección adecuadas para mitigar estos riesgos.
4. No basta con un abrigo
La protección contra el frío en el trabajo es vital para la salud de los empleados. Según la Ley 31/1995, se debe evaluar el riesgo y tomar medidas preventivas adecuadas. Un simple abrigo no es suficiente; se necesita un equipo de protección individual (EPI) adecuado, que se seleccione con base en el valor de aislamiento «IREQ». Este valor ayuda a garantizar un equilibrio térmico y debe compararse con el aislamiento de las prendas certificadas. Además, es crucial verificar que el EPI esté en buen estado antes de su uso.
5. Tipos de prendas contra el frío
Las normas EN 140858:2017 y EN 342:2017 establecen los requisitos para las prendas de protección contra el frío y permiten calcular los niveles de protección de los equipos de protección individual (EPI). Estas normas son esenciales para garantizar que las prendas seleccionadas ofrezcan la protección adecuada en condiciones frías.
La selección de prendas de protección contra el frío es crucial para la seguridad de los trabajadores. Se recomienda usar varias capas: una capa interna transpirable para mantener lapiel seca, capas intermedias que permitan regular la temperatura y una capa exterior con cierres ajustables en cuello, cintura y puños para controlar la retención de calor. Además, es importante asegurarse de que el equipo de protección esté en buen estado, sin roturas ni desgaste.
6. Protección del resto del cuerpo
La protección de las manos contra el frío se logra con guantes que cumplan la norma EN 511:2006, que garantiza aislamiento térmico y resistencia al frío por contacto hasta -50 °C. También se evalúa la resistencia al agua. Para condiciones frías, se recomienda calzado de seguridad que incluya aislamiento contra el frío. Aunque no están regulados por estas normas, se sugiere usar gorros de lana para minimizar la pérdida de calor corporal, ya que alrededor del 50% se pierde por la cabeza.
7. El frío también afecta a los EPIs
Las bajas temperaturas pueden afectar el rendimiento de algunos equipos de protección individual (EPI), especialmente aquellos diseñados para proteger contra impactos mecánicos, ya que los materiales se vuelven más rígidos. Por ejemplo, los protectores oculares según la norma UNE-EN 166:2002 pueden ser probados en condiciones extremas. Asimismo, los cascos de protección (normas EN 397, EN 812 y EN 14052) pueden someterse a ensayos de impacto a temperaturas de hasta -40 °C, lo que garantiza su efectividad en climas fríos.
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